
Ligera y a la vez calmada, sensitiva y al mismo tiempo tenaz, es la dualidad que se comporta en ella y su forma de expresarse lo evidencia. Su rigor y decisión se funden con la armonía de su rostro delicado. Una mezcla curiosa que contiene en su ADN, pero que han conformado en ella la fortaleza para enfrentar sensiblemente, políticamente y responsablemente casos emblemáticos.
"La muerte de Eduardo Frei, una conspiración secreta”, fue uno de ellos, y significó un trabajo exhaustivo de investigación en el que “por primera vez se instalaba la tesis del homicidio”, dice Mirna, mientras argumenta que el caso que revelaba graves irregularidades del Servicio Médico Legal también fue substancial, puesto que el mismo día de su transmisión renunció

Un tema especial, por cierto, fue el de la Madeleine McCann. En esta investigación Mirna fue junto al equipo a Portugal para obtener la entrevista de los padres de la niña, teniendo que competir con las grandes cadenas internacionales. “El haber conseguido esa entrevista fue eso de que si no hay plan A, hay B, C, D…. Eso de no claudicar jamás, aunque uno se desmoralicé”. El material obtenido gracias a esa insistencia, fue comprado más tarde por la CBS en una suma millonaria.
Todas estas experiencias no son en vano, y esos años de reporteo, de pregunta tras pregunta, de “quemarse las pestañas”, de insistencias y reflexiones han llevado a que esta periodista acérrima hoy pueda enfrentar otros desafíos, como el ser una de las conductoras de la prestigiosa cadena de noticias internacional CNN, en Chile.
Es así como sentadas a las afueras de su nueva casa televisiva, exactamente en el casino que colinda el canal, aprovechamos su hora de almuerzo para echar a andar la maquina del recuerdo y, acechadas por un calor sofocante, finalmente damos inicio a nuestra conversación. REC
MIS DÍAS DE KENT
Mirna Schindler llegó a los 10 años al The Kent school. Venía de una escuela subvencionada, donde ella y su hermana aprendieron mucho, “hacíamos muchas obras de teatro y folklóricas, pero solo llegaba hasta sexto básico y había que cambiarse”. Ese cambio para ella fue brusco, un poco “chocante”, porque eran realidades diferentes. “Era como si yo viniera de San Rosendo con un canastito y de repente me encontrara con este colegio”, relata mientras es posible apreciar en sus ojos miel el velo del recuerdo.
- El cambio fue drástico ¿Qué fue lo que más te perturbó?
Una de las cosas que más recuerdo es que yo pronunciaba mucho la Ch, por lo que todos se reían mucho de mí. El problema era que en ese entonces yo no entendía porqué ellos lo hacían. El asunto es que yo venía de decirle a la “profe” señorita, no miss y que tuve que empezar a ubicarme que estaba en un colegio que tenía otro tipo de ingreso y de familia. Poco a poco, producto de todo ese “chaparron” y balde de agua fría que significó el cambio, me voy integrando y siendo parte de ese grupo. Fue un poco ese choque.
-¿Qué es lo primero que te llamó la atención del Colegio?
Había una multiplicidad de personas, de clases sociales. Sin duda todos eran de una clase social media para arriba, había distintos tipos de familias, de izquierda, derecha, del mundo de la cultura y el arte. Entonces ahora yo mirando para atrás me doy cuenta que en mi curso convivíamos con muchos tipos de personas. Cuando tú eres chico y joven no se notan tanto, pero se hacía patente.
En su tránsito por las aulas del Kent, hay un hecho que marcó emotivamente la vida de Mirna. De ella, y la de todo su curso: la muerte de sus compañeros Sonia Rovira y Jorge Sabja. “Una cosa terrible. En ese tiempo no logramos dimensionar lo que eso significaba, el nivel de tragedia que era para un solo curso”, expresa con una voz que deja entrever el dolor y aflicción que esos recuerdos provocan en ella.
Sonia era deportista y carismática, “una chica que en todo lo físico le iba increíble” y que producto de un cáncer a la pierna fallece y Jorge, que fue su pololo, tuvo un accidente de tránsito. Esta “tragedia”, significó que el curso de Mirna se uniera bastante y dejara de lado sus diferencias.
De esa unión hasta el día de hoy, es que tiene a su amiga inseparable, Carmen Paz Puente. ”Nosotros somos entrañables, de una relación extremadamente cercana. Hemos pasado por todo, hemos vivido todo y ahí estamos juntas los dos”, reflexiona.
-Entre todas estas experiencias ¿Qué recuerdas de Alejandro Tarragó, Vicente Mengod y Alejandro Salvador Aznar?
Quiero rescatar a Vicente Mengod, porque si hay algo que yo llegué a aprender con él, es tener una muy buena ortografía, gramática e idioma. Hablar correctamente. De hecho recuerdo que me dijo que estaba orgulloso de las hermanitas Schindler. Yo era de puros sietes con él y agradezco mucho lo que me enseñó, porque gracias a eso ahora soy súper meticulosa en las palabras, en la redacción, en la ortografía. Todo eso se lo debo a Vicente Mengod.
Alejandro Tarragó era un viejito muy lindo y que hablaba bajito. De repente pasaba, recogía un pa
Mirna destacó por ser una muy buena alumna del Kent, no porque le gustara competir sino por su nivel de autoexigencia, característica que conserva hasta el día de hoy. No obstante, “me daba mucho miedo el hecho que me calificaran de matea, por lo que cuando en primero medio saqué la mejor nota del curso con un 6.92, me dio vergüenza retirar el premio”, comenta.
Esa vergüenza no es de extrañar, porque en ese entonces la periodista que hemos podido apreciar con desenvoltura frente a las pantallas e ímpetu en sus investigaciones, era extraordinariamente tímida. “Yo era tímida, pero tímida, todo lo contrario que tú ves hoy día”, dice con firmeza.
-¿Por qué te sentías así?
Yo me sentía el patito feo del grupo, como feuchita y flacuchenta. Me acuerdo que me decían espíritu Isabel. Consideraba que no tenía donde llenar un pantalón, además había un grupo del curso que eran las agrandadas y me sentía tan distinta a ellas. Si yo era hasta tartamuda producto de mi aceleramiento.
-¿Cómo hiciste para vencer esos miedos?
Yo tuve que trabajar mi timidez, mi madre también era así y vivía sola con ella, mi padre estaba en el extranjero y mi hermana vivía con mi abuela. Llegado un minuto, bueno que es el desarrollo normal de cualquier niña a mujer, comencé a darme cuenta que yo ejercía un cierto atractivo para el sexo opuesto, por lo que empecé a sentirme más segura, a ir a fiestas y tal es así, que a los 15 años , el año 82 tuve mi primer pololo que era del colegio . Comenzó un poco el proceso de afirmar la autoestima.
-La autoexigencia también es algo que te caracteriza ¿También viene de tu madre?
Yo tenía una relación súper simbiótica con mi mamá; para ella era súper importante que me fuera bien, pero no tenía que decirme que estudiara. Lo de ser autoexigida viene en mi ADN para bien y para mal. En algunas ocasiones me traía problemas y me estresaba, porque yo tenía que ser buena en todo, en física, en matemáticas, por lo que durante algunos años no lo pasé bien. Hasta el día de hoy sueño que no me he preparado bien para una prueba, quizás si hubiese “relajado la vena” como dice mi hija mayor, habría sido más feliz.
Durante sus años de estudiante en el colegio hubo un episodio que provocó que Mirna se enfrentara a sus miedos desde otra lógica y que aflorará en ella la activista política o politicidad interior que más tarde desarrollaría en los años de universidad.
Paradójicamente, la historia que me comienza a relatar Mirna la siento conocida. Claro está, Paula Sharim, quien también ha sido partícipe de este blog, estuvo presente. Ambas eran compañeras y junto a Manuel Osorio, también parte de su curso, fueron protagonistas de la primera protesta que hubo en dictadura.
En ese tiempo, cuenta, la represión era a"diestras y siniestras”, al grado que tanto a Mirna como a Paula las golpearon incesantemente y con alevosía. "El primer golpe te diría que casi me morí, pero al cuarto te diré que ya no lo sentía” imita en cámara lenta la situación, mientras expresa que eran jóvenes y que nada estaban haciendo para recibir ese grado de violencia.
-¿Cómo marcó esta experiencia tu vida?
De esto nunca me voy a olvidar, porque es una de las experiencias más traumáticas que me ha tocado vivir. Fue súper marcadora, porque a partir de ella yo sería capaz de hacer cualquier cosa. Si yo había sido capaz de vencer ese miedo a los 15 años, podría vencer muchos más también. Desde ir a una protesta a estar leyendo noticias.
Al salir del colegio Mirna se trasladaría a Alemania, país en el que estuvo por un periodo de nueve meses. Sin embargo, a su retorno, en marzo del 86´, nunca habría pensado que sería para despedirse de su madre, quien murió de un derrame cerebral tres días después de su llegada. “Fue una muerte violenta, yo la encontré muerta en su departamento. Vine a despedirme sin saberlo”. En ese entonces tenía 18 años y “fue muy duro, porque nosotras éramos súper unidas. Yo era sus ojos, ella moría por mí. En mi proyectaba todo lo que ella no había sido. Siempre me decía: "estudia, estudia, saca tu cartón, no dependas nunca de un hombre. Eso me marcó y se lo agradezco hasta el día de hoy", cuenta emotivamente.
UN VESTIDO A LA MEDIDA
El periodismo no fue la primera opción profesional para Mirna, no obstante habiendo apostado por este camino se dio cuenta que no se equivocó; que el periodismo fue hecho para ella. “Tiene que ver con todo lo que soy, por lo que me alegro mucho haber estudiado esta carrera y haber seguido esta profesión”.
-Tu época universitaria estuvo marcada fuertemente por la actividad política ¿qué significó ese periodo de especial lucha social?
Me ayudó para mi crecimiento personal, puesto que yo estaba muy involucrada en la lucha contra la dictadura, acción de la que me siento absolutamente orgullosa. Siempre fui súper sensible a la pobreza, a la injusticia, cosa que también hasta el día de hoy tengo. Soy lo alegadora, no soporto que me pongan un pie encima, no soporto la prepotencia, a la gente que se crea más porque tiene más plata y poder. Me

En ese marco contextual es que Mirna salió a perder los “miedos”. Primero en El Mercurio, para luego llegar a la que fue su casa por más de quince años: Televisión Nacional de Chile. Desde ahí continuó su reporteo y desde ahí fue donde a su vez logró una de esas cuñas símbolos pronunciada por Augusto Pinochet. Una frase que da vuelta al mundo y que estremece a cualquiera. –“Pero que economía más grande" expresó, tras un insistente cuestionamiento sobre la existencia de fosas comunes en el patio 29.
“En ese momento yo estaba muerta de susto, sentía que el corazón me zapateaba y las manos que me traspiraban, pero yo sabía que era mi deber, que tenía que representar de la mejor forma a TVN y ser la mejor. Lo mismo del colegio y súper autoexigente” de esta forma argumenta fue perdiendo el miedo y la timidez.
Mirna llega a TVN a"rearmar el buque” del departamento de prensa, el que con “60 minutos” estaba contenido de una gran carga ideóloga. “Éramos una nueva orneada de periodistas descontaminados, de gente que quería hacer un buen periodismo. Una brigada todo terreno, que nos enfrentábamos a todas las autoridades, que no teníamos miedo y decíamos todo lo que teníamos que decir. Entre ellos están Verónica Neumann, José Ignacio Aguirre, Cristian Arismendi, María Teresa Guerra”, por decir algunos.
En el año 1994 Mirna emigró a Megavisión a formar parte del equipo de “Aquí en Vivo”, en donde asegura realizó un “doctorado en reporteo”, puesto que hacía un reportaje de más de media hora todos lo días. Un año después volvió a TVN, pero ahora para integrar el programa ancla de investigación periodística de la

“Lo sentí como un regalo del cielo, porque me permitió tener a mis otros dos hijos y porque además era un programa con una tremenda trayectoria, donde aprendí cualquier cantidad, donde se me dieron las mejores posibilidades hasta mis últimos días. Grandes cosas a mi favor “
-Tienes tres hijos y no has dejado un solo día de trabajar ¿imagino debe complicado compatibilizar ambas tareas?
Tenía bastante presión, pero nuca perdí mis prioridades que eran mis hijos, de hecho yo los tengo antes que muchas periodistas en mi lugar. Yo iba haciendo mi carrera he iba teniendo hijos. Yo nunca postergué mi maternidad.
Siento que he logrado con un gran esfuerzo mi rol de mamá con mi rol de periodista, no dejando de hacer ninguna de las dos cosas. Es la realidad que me tocó y es gracias a ella que estoy aquí. Creo que mis hijos me lo agradecen, porque me ven contenta y realizada.
UNA CONDUCTORA CON OLOR A CALLE
Mirna Schindler está hoy en el desarrollo mismo de la noticia, en el día día, “arriba del balón” como ella expresa, puesto que desde noviembre integra el quipo de

-Vienes del otro lado de la noticia, del lado investigativo y profundo ¿Cómo has sentido su otro extremo, el de su pura contingencia?
Yo no vengo de un mundo de noticia dura, por lo que desde ya tengo cinco radios programadas de noticias. Estoy en la contingencia, en los diarios y eso hace que quedes muy arriba de la pelota, entonces mi pregunta es cómo después de las dos de la tarde me voy a bajar de ella
-¿Cómo enfrentas este cambio?
Me encanta, porque nunca lo había hecho y me gusta probarme. Pienso que hay que hacer cambios en la vida y era el que necesitaba. Yo me alegro por los 13 años que estuve en el Informe y me voy a comer las manos por hacer realización, pero esto es una pausa necesaria. Cuánto tiempo no lo sé, pero ahora lo estoy pasando increíble.

-En una entrevista al diario la Tercera, expresaste que una de las cosas que te llamó la atención de CNN es que los que conducen los noticieros “tienen olor a calle”
A diferencia de lo que históricamente corría, en CNN sus rostros anclas, sus conductores han sido reporteros. Han estado en la calle, haciendo notas y reportajes. Entonces para ellos es importante que uno venga de ahí, te da un bagaje, un plus que es muy importante. Ellos no solo quieren un rostro bonito, que sepa leer bonito, sino que tenga peso y que ese peso no esté solo dado porque se es inteligente, sino porque tienes ropa para estar diciendo lo que estás diciendo, porque todos los periodistas que trabajamos en esto, tenemos olor a calle, pero no todos los conductores lo tienen.
-¿Y los miedos?
Siempre están, pero que bueno que existan porque significa que te tienes que ir superando.
Con ese valor de superación, sumado a su constante autoexigencia, se ha posicionado como una figura dentro del complejo campo periodístico. La confianza que deja su experiencia, no solo en los directivos de CNN, sino también en quienes se informan a través de sus relatos e investigaciones, le ha dado la credibilidad, que es potencia y aspecto crucial en esta carrera. Mirna ha logrado desarrollar aspectos transcendentales en su vida; ser madre y una buena profesional. Sin lugar a dudas la proyección de su mamá, en ella ha llegado lejos.
1 comentario:
admirador de Mirta y la veo como una poderosa comunicadora que a diferencia de muchos ha mantenido un bajo perfil elogiable y ejemplar. ahora bien, necesito hacer una pregunta, la que buscando su respuesta me llevó al sitio de uds.: ¿ me puede alguien decir cómo se llamaba aquella serie de TVN en que ella trabajó y que se refería a investigaciones sobre ángeles y demonios, acaso tenía el mismo nombre: "ángeles y demonios", estoy interesado en el tema paranormal y me pareció muy bueno su trabajo.
Gracias.
davidmarcelo.monsalve@gmail.com
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